Capitán, perro, Villa Carlos Paz, Córdoba

Murió Capitán, el perro que vivió 12 años en la tumba de su sueño

Capitán, el perro que desde 2006 vivió al lado de la tumba de su amo Miguel, en el cementerio de Villa Carlos Paz, murió por problemas de salud a los 16 años. Allí eligió vivir los últimos 11 años, a pesar de que intentaron encontrarle un nuevo hogar en varias oportunidades. 

En los últimos tiempos tuvo insuficiencia renal y pérdida de la visión. También tenía un caminar lento, cansado. Pero nada de eso le impidió seguir visitando la tumba de su dueño hasta su último minuto de vida. Murió allí mismo, cerca de los baños del cementerio.

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El perro más fiel

La primera vez que Capitán se sentó junto a la tumba de su dueño en el cementerio de Villa Carlos Paz en 2007, los vecinos pensaron que era una despedida de la mascota a su amo. Según explicó Verónica, la viuda de Miguel, el perro fue un regalo de Miguel a su hijo Damián. Días después de la muerte, Capitán desapareció de la casa.

Meses más tarde, Verónica y su hijo se reencontraron con su perro en una visita al cementerio. El niño reconoció a su perro “y comenzó a gritar que era Capitán. El perro comenzó a ladrar, como si llorara”, explicaba Verónica. A pesar de que lo llamaron, el perro se quedó allí, y una semana más tarde en otra visita al cementerio, el perro seguía allí. Volvió a su casa, pero al tiempo se escapó y regreso con su amo.

“No tenemos idea cómo encontró la tumba porque su dueño no murió en Villa Carlos Paz, sino en la Ciudad de Córdoba. De ahí fue trasladado a la villa para el velatorio y de ahí directamente al cementerio”, explicó Héctor Bacegas, ex empleado del cementerio.

“Un 31 de diciembre Capitán desapareció, pensaron que se había ido por miedo a los fuegos artificiales, lo buscaron pero nunca lo encontraron hasta que un año después la esposa y su hijo lo vieron en el cementerio en la tumba del hombre”, relató Bacegas.

Los perros y las energías

El entrenador canino Aldo Cecchi contó que los perros se manejan por conductas, emociones y energías. “Hay cuestiones energéticas que marcan una diferencia entre una persona que está viva con una persona muerta. La ciencia comenzó a estudiar y hoy se habla de los campos mórficos, es decir, estructuras organizativas invisibles que moldean o dan forma a plantas o animales, que también tienen un efecto organizador en la conducta”.

“El perro se vincula con las energías del dueño, de ese modo, detectan cuando su amo tiene cáncer, diabetes, o si su dueña está embarazada”, manifestó Cecchi.

El adiestrador señaló que ya no se debe hablar de la humanización del perro sino de la animalización del humano: “Los perros detectan cambios electormagnéticos y las ondas de sonido. Si Capitán entrelazó su campo mórfico con la del humano, detectó dónde estaba su dueño”.

“No hizo falta entrenar a Capitán, el problema de conducta de los perros es la sociedad moderna. Hay gente que se lleva bien con los perros sin necesidad de entrenarlo. Nosotros no entrenamos a los perros, entrenamos a las personas para que vuelvan a su naturaleza”, explicó a Cadena 3.